A punto de cumplir 8 años mi madre me propuso celebrar la fiesta de cumpleaños en la hípica, pero preferí hacer una clase de prueba. Me encantó. Aquella tarde no podía pensar en nada más.
Ya no podía vivir sin montar; lo necesitaba
Montar a caballo me permite olvidarme de todo y vivir sólo el momento presente. Se lo he recomendado a muchas amigas y algunas ya vienen a Can Caldés. Mi sueño es tener un caballo y correr un dia en el CSIO.