«Con 4 años venía casi cada fin de semana a la hípica a pasear en poni porque me gustaba muchísimo. Empecé a dar clases a los 8 años; ya desde pequeña me gustaba mucho el salto. Entonces, mi poni preferido era Asterix.
Después de muchos años pidiendo un caballo, finalmente este verano el sueño se ha hecho realidad: mi caballo se llama Dandy. Cada día voy trabajando un poco más para poder concursar fuera.
El caballo me transmite mucha seguridad. Cuando estoy muy estresada por los estudios, mientras monto, soy capaz de olvidarme de todo».